Cerca del centro de la cabecera municipal de Valle de Bravo, se encuentra el llamado barrio de Santa María Ahuacatlán. Al llegar, nos recibe su templo, que aunque originalmente parece ser que estuvo dedicado a la Asunción de María, hoy en día es mas conocido por la veneración que se da al Cristo Negro, al que se celebra cada tres de mayo.
La fachada del templo es austera. En cierto modo se asemeja al templo parroquial de San Francisco, de la cabecera. Sin embargo, al ingresar nos transportaremos en el tiempo, literalmente, pues ofrece como pocos lugares, una interesante cronología de su evolución, desde un pequeño templo hasta este que actualmente es.
La actual nave principal juega una interesante ilusión. Aparentemente es pequeño, y a la vez no lo es. Resulta ser un templo ciertamente espacioso, lo mismo que alto. Al centro, el Cristo Negro. Curiosamente lo flanquean de un lado la Virgen de Guadalupe y la Asunción, y en el otro extremo, el Sagrado Corazón y un Jesús Nazareno.
La historia local habla de su existencia como templo "Del Calvario", donde en algún momento el Cristo empieza a acarrear devoción. Su origen es atribuido a dos historias, un encargo por parte de un hacendado de la región, o bien, un hallazgo milagroso. De cualquier modo, el Cristo con el tiempo es tomado como milagroso. Cierto problemas entre los indígenas locales hacen que los del pueblo de San Gaspar incendien la capilla donde se encontraba. La imagen sobrevive al incendio, pero desde entonces se torna de color negro.
Existen afortunadamente unas escaleras que dan acceso al paso frente al Cristo, lo cual permite que se le pueda admirar muy cercanamente, cosa que no siempre sucede con imágenes tan veneradas. En este lugar parece haber una excepción. Resulta llamativo el parecido de la imagen con el Señor de Chalma, al cual inclusive la cruz tiene una forma más o menos similar.
En un cuarto contiguo al templo, se encuentra este espacio habilitado como sala de exvotos, lo mismo que crematorio (de cirios), donde los fieles dejan su testimonio de agradecimiento al Cristo en lo personal pude percatarme de como uno de ellos justo depositó un milagrito, esas típicas piezas metálicas con formas de aquello que se pide o agradece en muchos santuarios.
En el lugar se ven los distintos cendales o paño de pureza que ha utilizado el Cristo(la prenda que ciñe la cintura de la imagen), los cuales se presentan con los milagritos. Se puede deducir por la antigüedad de la tela cuales son los más añejos. No obstante, la mayoría no parece ir mas allá del siglo pasado. Hay algunos, sin embargo, que presentan un estilo más semejante a los que se elaboraban antiguamente en varios lugares, esos que podría decirse, formaban una especie de cresta. Nuevamente el Señor de Chalma nos ayudará a comprender mejor lo anterior con la siguiente imagen antigua del mismo.
En el cuarto también se aprecian otro tipo de ofrendas, como algunos tablones con fotografías que han dejado los fieles. Algunos cuadros e imágenes de santos, e inclusive unas mazorcas de maíz. Existe también algunos retablos o exvotos pintados, lo que plantea la duda de si existen o existieron algunos más antiguos. Sería interesante conocerlos de ser así.
Pero el recorrido no termina aún. Si bien, esto es de los primeros elementos que se aprecian al ingresar en el templo, aún no se ha hablado de ello. Se trata de las pinturas a los costados del templo, que de un modo contemporáneo, plasman algunas leyendas referentes al Cristo, lo mismo que a los evangelios. Su autoría se da a un artista de nombre Phillipa.Justo casi al lado del acceso principal, se encuentra una capilla lateral, que curiosamente, tiene su propia capilla lateral. Entonces surge la duda de cual es la razón de una capilla lateral al lado de una capilla lateral (fue mucha repetición, veamos mejor ambos espacios)
Es aquí donde cobra sentido lo que se mencionaba al inicio, referente al viaje en el tiempo, pues analizando con detenimiento, se logra averiguar que esta muy seguramente fue la edificación original, y por ello tiene una capilla lateral. Hay que voltear al acceso a esta capilla para confirmarlo, pues encontramos la puerta que permite subir a la torre campanario, hoy incorporada a la fachada principal. Igualmente, sobre el dintel, se aprecia el coro original de este inmueble.
Y entonces aparece ante nosotros el que es uno de los tesoros mejor guardados de este templo, la capilla lateral de la capilla lateral, que presenta un interesante retablo barroco, interesante en el sentido de que su aspecto hace suponer dos cosas: o nunca fue terminado, o el tiempo lo dañó y hubo de ser intervenido, aunque de un modo poco adecuado. En cualquiera de los dos escenarios, afortunadamente se conserva.
Vemos unos ángeles, seguramente por su iconografía arcángeles. Un Cristo yacente en su urna (acaso articulado). Y el remate del retablo, una Trinidad pero con las tres personas presentando los mismos rasgos. Los colores de sus ropajes son los que permiten determinar quien es quien en dicha jerarquía.
Casi por salir, las sorpresas no dejan de abundar, aun por muy pequeñas que sean. Encontramos, por ejemplo, un confesionario, que aunque quizá sea de poco mérito artístico, es singular por ser una pieza muy antigua. Igualmente, situada en el acceso principal, una placa que hace referencia a un acontecimiento histórico para la hoy Arquidiócesis de Toluca, a la que Valle de Bravo, y por ende, este templo, pertenecen.
Y por último, dos tumbas antiguas flanquean el templo en el atrio. ambas, nos recuerdan las función que antiguamente tuvieron muchos de estos espacios, cuando se sepultaba a los difuntos en los templos.
A pesar de lo aparentemente pequeño del templo es ,sin duda, uno de los sitios más importantes por visitar en Valle de Bravo, rico en historia y en patrimonio artístico literalmente de varios tiempos, y que afortunadamente sus pobladores supieron cuidar a lo largo de las diferentes época.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario