Continuando con este tercer día de Valle de Bravo (es la primera vez en que tres días seguidos hablo del mismo tema) ahora viene un recorrido vespertino por el centro de Valle de Bravo. Y aunque el lector posiblemente asuma que se trata de un viaje de vacaciones, en realidad, en mi caso, han sido razones de trabajo las que me han traído a este lugar, así que, aprovechando la estadía, a recorrer uno de los pueblos mágicos del Estado de México.
La primera estación es el Museo Joaquín Arcadio Pagaza. El nombre quizá no sea muy conocido, y en mi caso de hecho no imaginaba a que se había dedicado el personaje en cuestión. Resulta que al llegar a la primera sala se encuentra la siguiente ficha explicativa:
Como se lee en la descripción, se trató de un prelado oriundo de esta localidad, que con el tiempo se convirtió en el cuarto obispo de la actual Arquidiócesis de Xalapa (En tiempos de Pagaza originalmente se llamaba Diócesis de Xalapa-Veracruz). Como dato curioso, el sucesor de este fue el obispo Rafael Guízar y Valencia, mayormente conocido evidentemente que su predecesor.
Por obvias razones, parte de los objetos que se exhiben en el museo están relacionados con aspectos sacros. Sin embargo, también podemos apreciar parte de mobiliario de la época. Aunque muy pequeña, la exposición permanente en otras temporadas es complementada con muestras de pintura u otras exposiciones. Lamentablemente en esta ocasión no había ninguna, así que solo quedaba apreciar el inmueble, que es un buen ejemplo no solo de la arquitectura vernácula de Valle de Bravo, sino también del Estado de México.
Saliendo de allí, venía el transitar por algunas calles del centro. He de mencionar que hasta cierto punto Valle de Bravo me ha parecido uno de los pueblos mágicos mas singulares de México. Su simplicidad sin embargo contrasta con el parecido con muchos lugares. En un listado diré que me parece los siguientes lugares: El Oro, Tlalpujahua, Taxco, Cuetzalan, Morelia y alguna otra ciudad en México. Algún día habré de verificar lo anterior, pues a muchos de aquellos sitios en realidad no he estado.
Y como es septiembre, allí encontramos la explicación del por qué las calles están adornadas con motivos patrios. Llama la atención que es el al parecer el ayuntamiento quien ha sufragado también los banderines de hule, pues hacen referencia al carácter turístico del poblado.
Por último, la visita a la iglesia. Su estilo es de un neo-neoclásico, digámoslo de un modo, pues como tal no pertenece al neoclásico de los siglos XVIII y XIX, sino a un neoclásico del siglo XX, para ese entonces, otros estilos arquitectónicos habían reemplazado en momentos a este movimiento artístico. Aún así no deja de impresionar su fachada. Lo más llamativo son sus dos columnas, que en mi caso, han sido mi elemento favorito de este templo.
Para su edificación, debieron de ensamblarse varios bloques de piedra. Por hoy hizo falta la visita a su interior. En realidad en cuanto a fotografiar el interior, pues oscurecía, así que tocará volver. No adelantaré mis impresiones del interior, evidentemente, pues quedarán para mañana. Lo último por mencionar es la cruz atrial, de estilo arbóreo, como la que se aprecia en la Peña de Valle de Bravo.
En uno de los costados apreciamos la siguiente torre, la original de la Parroquia de San Francisco de Asís, nombre de este templo. Al igual que en Ahuacatlán, existe una capilla lateral, sin embargo, la nave principal fue retirada para ampliar el templo. El lugar en que se sitúa esta torre debió ser el límite de la original fachada. Llaman la atención algunos detalles que presentan sus molduras.
Está a punto de llover, así que toca irse. Sin embargo, la última parada es el antiguo palacio municipal o ayuntamiento, visto por el exterior solamente. En una contraesquina al mismo encontramos una hornacina, con dos placas referentes al nombre de las calles. Una es llamativa pues la calle se llama Porfirio Díaz, algo inusual para una de las principales calles en un poblado.
Y con estas últimas vistas desde la escalinata del antiguo ayuntamiento, finaliza esta publicación, esperando dar continuidad mañana a los temas pendientes, pues aún queda mucho por descubrir en Valle de Bravo.
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