Antes de avanzar al vecino Estado de Michoacán, para hablar de Tlalpujahua, habrá que retroceder tanto en tiempo como en distancia al poblado de Santa Rosa de Lima, en el municipio de El Oro, la ocasión: la erección de su parroquia, esto el 19 de abril del pasado 2022. Estamos ante uno de esos eventos que no tan frecuentemente ocurren, por lo que se tomó la decisión de acudir a dicho lugar, para documentar tanto el protocolo que se seguiría en la ocasión, lo mismo que el templo, la localidad y parte de las tradiciones y costumbres de este lugar. En suma, todo en uno en tan inusual ocasión, pero al fin de cuentas, un día de fiesta distinto para esta comunidad.
El protocoló comenzó en la desviación que se dirige hacia el poblado de Santa Rosa de Lima, donde con la imagen de la patrona de dicha comunidad se recibió a quien en pocos instantes se convertiría en su primer párroco. En el lugar se dieron cita también vecinos de las localidades que eclesiásticamente quedarían bajo la jurisdicción de Santa Rosa, y que hasta aquel momento pertenecían a las parroquias de El Oro y Tapaxco. La comitiva, a pie, avanzó hacia el lugar del evento, en medio del júbilo ante aquel acontecimiento.
Antes de ingresar como tal a la localidad, en un paraje donde se encuentra una capilla, se realizó la recepción mas multitudinaria del nuevo párroco, quien dirigió algunas palabras a los asistentes. Se apreciaba la afluencia de personas que ante extraordinario evento se congregaron en el lugar, pues lucían algunos autobuses y varios vehículos particulares estacionados en este sitio. Se hacían presentes también los estandartes de otras localidades, algunas pertenecientes todavía a las dos parroquias de las que se desprenderían sus vecinas. La comitiva nuevamente avanza a pie, ahora portando a la patrona en andas, desplegándose un curioso palio de manufactura indígena, el cual cubría a la imagen.
Algunas personas portaban también unos bastones decorados, los cuales posiblemente señalen algún cargo de quienes los llevaban en manos. Igualmente, una especie de adornos florales eran portados por otros. Es de destacar que algunas mujeres portaban la vestimenta típica de los mazahuas de aquella área, ciertamente un conjunto excepcional, pues están manufacturado casi en su totalidad de manera artesanal. Es llamativa su similitud con otra localidad lejana a ellos: Santiago Acutzilapan.
A propósito de la vestimenta típica, la imagen titular va ataviada como una mazahua más del pueblo, aunque coronada. Por el aspecto de lo anterior, pareciera más una imagen de la Virgen María que el de la santa peruana que da nombre al pueblo y la nueva parroquia. Esta costumbre está extendida todavía en diversas localidades mazahuas del Estado de México, aunque no es una tradición exclusiva de este grupo étnico, pues existe en varios lugares, uno de ellos es la región purépecha, que también tiene el gusto de vestir a sus santos con la indumentaria típica de aquella zona.
La comitiva arribó por fin al atrio parroquial. En el lugar se encontraban ya algunos sacerdotes que participarían de la celebración. A muchos de ellos se les distinguió con collares de panes, dulces y otros mas, tradición que se sigue aún en diversas localidades de México, y que en esta ocasión no podían omitirse. El templo lucía cerrado, nadie podía ingresar aún al mismo. Uno de los últimos en llegar al lugar fue el propio obispo diocesano, quien una vez revestido, dio comienzo al acto litúrgico, debelándose además una placa conmemorativa del acontecimiento.
La celebración litúrgica se realizó como de costumbre, con el agregado de los ritos propios para la ocasión, que se llevaron a cabo después de la homilía (comúnmente llamada sermón) entonces, primeramente se decretó la erección de la nueva parroquia, y en seguida, se nombró al nuevo párroco formalmente, lo que entre otras cosas, consistió en hacer la entrega de los espacios parroquiales a quien desde ese momento quedaría como titular del lugar. Entonces se abrieron las puertas del templo para cumplir con el rito.
En seguida continuó la celebración con regularidad. Los asistentes se refugiaban del sol con los medios disponibles, pues el enlonado instalado para la ocasión era insuficiente para quienes habían acudido al acontecimiento. A la hora de la comunión, varios sacerdotes distribuían en simultáneo el sacramento. Al termino de la celebración, siguió un rato de convivencia, que sin embargo, fue un tanto empañado por la lluvia, no obstante, el ánimo no decayó.
Por último, no puede omitirse la riqueza patrimonial del recinto. Uno de los mejores elementos es su austero pero significativo púlpito, tema que hemos tocado recientemente, y que cada vez que se haya uno resulta ser significativo por la carencia de este elemento actualmente en muchos templos antiguos. Con esta y otras instantáneas de la parroquia, nos despedimos del municipio de El Oro por ahora, para cruzar la frontera estatal y ahora si, acudir a Tlalpujahua Michoacán.
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