Luego del período de contingencia sanitaria, que desde el pasado 2020 y hasta el 2022, interrumpieron la celebración de la festividad titular del Señor del Huerto en Atlacomulco. En los inicios del blog ya hablábamos un poco de esta celebración, pero en esta ocasión nuevamente nos ocupamos de ella, principalmente porque por sin se volvía a celebrar relativamente como se acostumbraba, aunque en realidad con algunos cambios, unos de ellos inesperados, causados por la lluvia.
Los danzantes ufanos demostraban sus mejores pasos. La lluvia interrumpió su ejecución, pero al aligerar la primera lluvia volvieron a presentar sus danzas en el atrio y calles de la cabecera municipal. Menor suerte tuvo el tapete de aserrín que este año se instalaba por primera ocasión frente a la Catedral, el cual, por la inclemencia climatológica hubo de estropearse a tan solo una hora de llevarse a cabo la procesión. Algo mas afortunada fue la elaborada alfombra del Señor del Huerto, que se ubicó a un costado del templo.Es así como transcurrieron los minutos, entre la incertidumbre de si se realizaría la procesión o no, así como el hecho mismo de cual podría ser el recorrido, si el acostumbrado o uno mas corto, para no exponer tanto tiempo las imágenes. Entonces una a una salieron en el orden más o menos acostumbrado, aunque colocándose ahora en dos filas, quedando una frente a otra, dejando en el centro un pasillo, donde instantes después pasaría el Señor del Huerto.
Mientras eso sucedía, las danzas de matachines y de moros aun ejecutaban su pasos. En el caso de los segundos resultó llamativo el contingente que en la avenida se situaban, pues algunos portaban máscaras un tanto más tradicionales, algo poco usual en las mismas agrupaciones de la región, que en la actualidad suelen portar máscaras comerciales. Aun así se apreciaban algunas de estas máscaras aún. Al ritmo de tambor y chirimía, los también llamados santiagueros, escenificaban algunas partes de esta que también es una representación teatral.
Así transcurría el tiempo, y por fin salió el Señor del Huerto, avanzando en medio de los santos que en días anteriores se congregaron en Atlacomulco para la celebración de este tan esperado día, no desde el año anterior, sino desde el 2019 mismo. Nadie imaginaba lo que por tres años se viviría, ni que cuando las cosas volvieran a la normalidad, ahora la lluvia alteraría tan esperado día.
El Señor fue instalado en un automóvil, bajo la misma idea que desde 2020 se realizaba para trasladarlo durante el día principal. La lluvia entonces aligeró, y dio la engañosa sensación de que acabaría. Poco después de reanudar el recorrido, avanzando primeramente el Señor del Huerto (cambiando la costumbre de ser quien cerraba la comitiva) volvió la lluvia, mientras ahora si avanzaban los santos que previamente ya se habían situado en el atrio.
Los danzantes ufanos demostraban sus mejores pasos. La lluvia interrumpió su ejecución, pero al aligerar la primera lluvia volvieron a presentar sus danzas en el atrio y calles de la cabecera municipal. Menor suerte tuvo el tapete de aserrín que este año se instalaba por primera ocasión frente a la Catedral, el cual, por la inclemencia climatológica hubo de estropearse a tan solo una hora de llevarse a cabo la procesión. Algo mas afortunada fue la elaborada alfombra del Señor del Huerto, que se ubicó a un costado del templo.Es así como transcurrieron los minutos, entre la incertidumbre de si se realizaría la procesión o no, así como el hecho mismo de cual podría ser el recorrido, si el acostumbrado o uno mas corto, para no exponer tanto tiempo las imágenes. Entonces una a una salieron en el orden más o menos acostumbrado, aunque colocándose ahora en dos filas, quedando una frente a otra, dejando en el centro un pasillo, donde instantes después pasaría el Señor del Huerto.
Mientras eso sucedía, las danzas de matachines y de moros aun ejecutaban su pasos. En el caso de los segundos resultó llamativo el contingente que en la avenida se situaban, pues algunos portaban máscaras un tanto más tradicionales, algo poco usual en las mismas agrupaciones de la región, que en la actualidad suelen portar máscaras comerciales. Aun así se apreciaban algunas de estas máscaras aún. Al ritmo de tambor y chirimía, los también llamados santiagueros, escenificaban algunas partes de esta que también es una representación teatral.
Así transcurría el tiempo, y por fin salió el Señor del Huerto, avanzando en medio de los santos que en días anteriores se congregaron en Atlacomulco para la celebración de este tan esperado día, no desde el año anterior, sino desde el 2019 mismo. Nadie imaginaba lo que por tres años se viviría, ni que cuando las cosas volvieran a la normalidad, ahora la lluvia alteraría tan esperado día.
El Señor fue instalado en un automóvil, bajo la misma idea que desde 2020 se realizaba para trasladarlo durante el día principal. La lluvia entonces aligeró, y dio la engañosa sensación de que acabaría. Poco después de reanudar el recorrido, avanzando primeramente el Señor del Huerto (cambiando la costumbre de ser quien cerraba la comitiva) volvió la lluvia, mientras ahora si avanzaban los santos que previamente ya se habían situado en el atrio.
Sin lugar a dudas, la vuelta a la normalidad en la Función del Señor del Huerto resultó ser un tanto inusual, tanto por los cambios programados como el tapete de aserrín, el orden de la procesión y la forma en que la imagen realizó el recorrido, lo mismo que por el inesperado climático que vino a ser el alterador principal de la festividad como comúnmente la conocemos, pues aunque su presencia no era extraña en este día, lo común era que se hiciera presente una vez concluido el recorrido el día de la festividad principal. Ojalá en la siguiente ocasión las cosas sean mas regulares, pero eso lo averiguaremos hasta el año venidero.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario