Las huellas de la rica pero accidentada historia de la ciudad de Oaxaca se muestran principalmente en su arquitectura, adaptada a las difíciles condiciones sísmicas. Aun las casas mas humildes eran construidas con gruesos muros de adobe y rojizos techos de teja, y aunque en su gran mayoría son de un solo piso, la solidez de las paredes, las grandes puertas y las altas ventanas enrejadas, dan cierta impresión de grandeza. Mejor construidos, los edificios públicos y religiosos resultan imponentes a pesar de su modesta altura: gruesos contrafuertes (a veces de varios metros de espesor), pequeñas y macizas torres, cúpulas achatadas y reforzadas, bóvedas de cañón reforzadas y muros de cantera, descrita en 1660 como una “piedra blanca que tira a ver algo, muy sólida y tan blanda que se puede labrar con un cuchillo”.
Sin poder tener la audacia arquitectónica de otras ciudades, pero con una cantera de primera calidad, la ornamentación de los templos se utilizó principalmente en las fachadas. En las iglesias más importantes se labraron elaborados marcos que mas parecen encajes de piedras, dentro de los cuales eran colocadas imágenes de santos o escenas alusivas a la vida y muerte de Jesucristo. Los mejores ejemplos de la cantería oaxaqueña pueden verse actualmente en la fachada de la basílica de La soledad, que muestra entre sus nichos y columnas a más de 20 santos, además de las escenas centrales dedicadas a la Virgen al pie de la Cruz y a la Asunción de María.
Otras fachadas notables del siglo XVIII son las de los templos de San Agustín, San Felipe Neri, El Carmen Alto, así como la amplia portada de la catedral, en donde hay varios marcos con imágenes de santos y escenas de la historia de la Iglesia y pasajes bíblicos, además de columnas y lienzos de pared cubiertos con complejos motivos barrocos. González de la Vara, F; (2002) Maravillas de México IV Herencia novohispana. México. Editorial Clío.
Siguiendo con las impresiones del templo mismo, ahora ya desde esta autoría, ingresamos al templo mismo, que aunque de modestas dimensiones (si así puede considerarse) no deja de ser importante para los oaxaqueños. Este es uno de los tres recintos religiosos más importantes de la ciudad, y dependiendo del punto de vista de la persona, podría ser el primero. Si somos estrictos, jerárquicamente lo Sería la Catedral, seguido de La Soledad, y finalmente Santo Domingo. Si hablamos de riqueza artística, comenzaríamos por el último y en seguida los anteriores, y si se apela a la devoción y significación popular, La Soledad sería quizá la encabezante de la lista.
Nuestra Señora de la Soledad es la Patrona de la ciudad de Oaxaca, y compite estatalmente en importancia con la Virgen de Juquila. La leyenda de su origen atribuye que fue hallada en un cajón de paradero desconocido, que sobre una mula iba en compañía de unos arrieros, los cuales se detuvieron frente al templo, entonces iglesia de San Sebastián. Al abrir la caja, se encontraron piezas en madera que permitían ensamblar una imagen de la dolorosa, con las cuales se mandó esculpir la Virgen. Ello aconteció un 18 de diciembre, fecha que se sigue tomando como el día para conmemorar y festejarla anualmente.
En el interior de la que oficialmente es una Basílica, se encuentran diversas obras artísticas de todos los tiempos. Una de las mas modernas y poco mencionadas es una pintura mural que en la capilla del Santísimo se encuentra dentro del templo. Otras obras de gran mérito son las pinturas que en sus muros cuelgan, algunas esculturas, entre ellas unos ángeles, típicos en varios templos oaxaqueños, y su órgano barroco. Afortunadamente aún se conserva también el púlpito y unos retablos laterales.
Había pasado la Semana Santa. Encontramos aún al llamado "San Ramos", una representación de Cristo sobre un burro, que recuerda la entrada a Jerusalén el Domingo de Ramos. Otra imagen de gran importancia es el Señor del Rescate, serena imagen de Cristo prisionero, que poco refleja los ultrajes de la Pasión. Sale a las calles de la capital en los días de la Semana Mayor. Hasta hace pocos años, la imagen original de la Virgen de la Soledad salía el Viernes Santo para el pésame en la Catedral la tarde noche del mismo día. Entonces lucía bajo palio, vestida sobriamente sin ropajes bordados, con la corona de espina y los clavos en las manos. Hoy, una réplica es la que se conduce en dicha fecha.
Lateralmente al templo, tras pasar por un patio, ingresamos al museo de la Virgen. Es lamentable que no se permitan fotografías en su interior, pues aunque pequeña, la muestra resulta interesante por su patrimonio artístico. Hay lienzos antiguos de la imagen, esculturas en capelos de vidrio, ropajes bordados que antiguamente usó la Virgen, lo mismo que coronas y joyas, la réplica que mencionamos anteriormente y la inigualable colección de exvotos, algunos todavía del período virreinal. De internet obtuvimos el siguiente, donde también aparece la Virgen de Juquila.
Saliendo por la única puerta lateral del templo, también encontramos un espacio para cirios, la fachada lateral, y algunas otras imágenes. Nos vamos de La Soledad, pero no de Oaxaca, pues queda mucho por recorrer.
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