Deuda pendiente por haber optado ayer por otro templo de un Pueblo Mágico distinto, así como por la carencia de fotos de archivo, el día de hoy corresponde a la visita a la Parroquia de San Francisco de Asís, en Valle de Bravo. Este recinto es particularmente singular por su mezcla de estilos, principalmente neoclásicos, aunque un poco también referenciando las primeras basílicas cristianas, no por nada en el altar principal observamos un Cristo Pantocrator, común en templos de aquella época, aunque plasmado de un modo más realista. Por cierto, que el altar mayor también cuenta con un mural acerca de las tradiciones y costumbres de Valle de Bravo, y dos laterales sobre la creación y el purgatorio.El templo conserva aún una capilla lateral, que existía desde los orígenes del primer templo, demolido para edificar el actual. Este espacio nos permite darnos una idea de como posiblemente era el templo primitivo en sí. Actualmente en este lugar diariamente se tiene la exposición eucarística. Otro elemento interesante (de los muchos varios) son sus dos confesionarios, que funcionan uno exclusivamente para el señor cura, y otro para su vicario. Los vitrales, por su parte, recuerdan un estilo medieval, aunque ilustran dos de ellos a santos posteriores a aquel tiempo, otro mas a San Francisco de Asís, y uno más a la Virgen de Fátima.Interesante es la descripción que hacía en 1981 José Rogelio Álvarez Noguera en el libro "El patrimonio cultural del Estado de México". Si bien, a su juicio este recinto en realidad tenía poco mérito artístico, hoy que han transcurrido poco mas de 40 años la percepción es mas bien distinta, tal vez influida en parte por el estado inconcluso que entonces presentaba el templo. En cualquier caso, dejamos la descripción que de este lugar, y del templo de Ahuacatlán (aquí hablamos ya de este último), ambas narraciones muy singulares.La cabecera del municipio de Valle de Bravo, del mismo nombre, es uno de los lugares con más atractivos sociales y turísticos del Estado de México y uno de los más conocidos y visitados. Parte de su notoriedad lo debe a haber sido cuna de personajes distinguidos que han enriquecido la cultura estatal y nacional. Valle de Bravo, además, caracteriza una etapa muy importante del desarrollo de la región pues en su cuenca fue construido el sistema hidroeléctrico Miguel Alemán, vital para una vasta zona del país. La creación de una presa para aprovechar las aguas de los ríos del Molino, Malacatepec y otros, modificó no sólo el paisaje sino la vida misma de la antigua población llamada sucesivamente Temascaltepec, Villa del Valle y Valle de Bravo. A pesar de las transformaciones de la traza histórica del poblado y la rapidez de su crecimiento en los últimos años, se han conservado varios de sus valores patrimoniales, aunque desafortunadamente en el pasado reciente se destruyó la iglesia que fundaron y comenzaron a erigir los franciscanos del convento de Toluca a fines del siglo XVI. Entre las varias construcciones religiosas de la población destacan la Parroquia y el Santuario de Santa María; la primera ocupa un lugar muy importante en el centro del pueblo, en el que poco ha influido por ser un conjunto contemporáneo aún no terminado, a juzgar por las varillas de acero que, reforzando la estructura de la fachada, asoman sobre el pretil de la portada. A la fábrica moderna se anexó una torre situada al norte de la nave, único elemento con pretensiones históricas. La intención formal del templo acaso haya tenido algún ascendiente neoclásico reducido a algunos rasgos en la portada – el par de columnas que flanquean el vano de acceso y el trazado de los arcos que comunican a las tres naves de la planta basilical – y en los apoyos formeros del interior; el resto, incluidos los detalles de la decoración, proceden de un eclecticismo inculto producto de la multiplicidad de modelos que se involucraron en el proyecto. El santuario de Santa María, en el que se venera un interesante Cristo negro, por su parte, es una obra popular que ha sido objeto de numerosas intervenciones y que favorece la cohesión urbana y visual del barrio de Santa María Ahuacatlán.En las cercanías de la localidad de Valle de Bravo, a la orilla del lago y sobre pequeñas elevaciones, se encuentran varias construcciones religiosas, como la capilla de San Juan, totalmente vernáculas y resueltas casi de la misma manera – muros de adobe aplanados y encolados, sin portada, cubiertos con tejados sobre viguerías o armaduras de madera - . Su principal mérito reside en la manera en que organizan los perfiles de los caseríos que las rodean y en que constituyen relevantes ejemplos de arquitectura en el paisaje.
Fuente:
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Álvarez Noguera, J.R; (1981) El patrimonio cultural del Estado de México. México. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México.
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