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lunes, 16 de octubre de 2023

Y POR FIN TLACOTALPAN

Hace casi un mes que comenzamos este viaje virtual por México y algunos de sus muchos Pueblos Mágicos. El ultimo que de momento agregaremos a la lista es este de Tlacotalpan, en el sentido de que en lo particular no hay mas archivo, por lo menos referentes a localidades con esta denominación. Tlacotalpan se puede describir con muchas palabras, por su tranquilidad casi inmutable, pero mejor lo haremos con la siguiente descripción que en 2002 de ella se hacía:

Como en muchas otras comunidades anónimas, los orígenes precisos de Tlacotalpan (“tierra partida por la mitad”, en lengua náhuatl) se desconocen. Se sabe que era un cacicazgo importante en la época prehispánica, y que dominaba la desembocadura del poderoso Papaloapan (el “río de las mariposas”). Una región baja y pantanosa, separada por el aire que en el sur de Veracruz sopla hacia la tierra y que dio a esta región el nombre de Sotavento. […]

A lo largo de la época colonial los fuereños desplazaron a los indígenas del Papaloapan. La ganadería y el cultivo de caña y algodón atrajeron a los españoles, quienes traían consigo esclavos negros. Aunque Tlacotalpan era considerada oficialmente República de Indios, los blancos, negros y los mulatos se introdujeron entre la población hasta llegar a convertirse en mayoría a finales del siglo XVIII. La mezcla cultural y racial de indígenas, negros y blancos originó una personalidad propias: el jarocho, cuyo nombre deriva de las garrochas que los vaqueros utilizaban para desplazarse en sus canoas a arriar a los ganados que pastaban en los pantanos. […]

El auge de Tlacotalpan terminó con la modernización del resto del país. Aislado por sus pantanos, el río Papaloapan se convirtió en la principal barrera para su desarrollo, pero preservó así un poblado único en nuestro país. Primero el ferrocarril y luego las carreteras, que le quitaron las ventajas comerciales que alguna vez gozó el puerto, hasta que fue redescubierto por el turismo y con él la promesa de un nuevo auge que está por llegar. Al ser nombrado en 1998 Patrimonio de la Humanidad, Tlacotalpan se dio a conocer de nuevo al mundo y al parecer salió definitivamente de su olvido para enfrentar los retos de nuestra época. […]

Pasear por cualquier parte del poblado resulta una delicia a pesar del calor, sobre todo para el turista mexicano, aunque de pronto pueden aparecer casas que no van con el tono del resto de la arquitectura, y que se intuye que cada día hay vivos que violan los reglamentos de construcción. Existe un aire de placidez que ya no se encuentra en otras partes de México, hasta son extraños los coches: en vez de escuchar el ruido del tráfico se oyen los juegos de los niños y las pláticas de las mujeres. 

Las bicicletas sustituyen a los autobuses como el medio de transporte, ideal en esta ciudad que no necesita crecer. De pronto se cae en la cuenta de que pueden existir poblados tranquilos y serenos sin anuncios publicitarios, sin estridentes pintas en cada barda o enfrente de cada comercio, sin propaganda política ni grandes bodegas de lámina, sin cortinas de acero o un taller mecánico en cada esquina. Tlacotalpan guarda celosamente su personalidad y aunque esto pueda tener un costo económico, es un precio que muchos lugareños pagan con gusto, y a cambio reciben como premio que muchas de sus costumbres y tradiciones sigan vivas y que conviertan este pueblo en algo más que una escenografía. (González de la Vara, F; (2002) Maravillas de México IV Herencia novohispana. México. Editorial Clío.)

Es interesante como ciertos aspectos que de esta localidad se señalaban hace poco mas de veinte años, varios de ellos prevalecen todavía cuando se visita Tlacotalpan, y si bien, el fenómeno de la gentrificación ha perturbado parte de la pureza del lugar, la verdad es que en muy poco realmente ha afectado su identidad, por lo que la visita a Tlacotalpan en realidad sigue siendo algo tranquilo. Por hoy hasta aquí con las descripciones.


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