Por varios siglos, debido a que la comunicación intercontinental en América era marítima, los puertos gozaban de una gran importancia. En México, hace ya mucho Nueva España, los dos puertos que tenían autorizado el comercio no solo intercontinental, sino aún internacional, eran Acapulco y Veracruz, lo cual dio a este último el apelativo de "Puerta de América", en referencia a que era muchas veces el primer punto de contacto para los venidos de Europa con la tierra firme.
Retomando un poco lo que se mencionaba ayer, del blog "El Bable", también cerraremos temporalmente el recorrido de pueblos mágicos en Tlacotalpan, pero también conoceremos algunos sitios relativamente cercanos en la que hemos decidido llamar la Ruta de Arredondo. Siendo así, aquí comienza el recorrido, por el puerto de Veracruz, la antiguamente llamada ciudad de tablas, por el material con que muchas de sus construcciones estaban elaboradas.
Veracruz fue fundado por primera vez un 22 de abril de 1519 por Hernán Cortés, como pretexto para poder realizar su expedición hacía México Tenochtitlán. Se discute aún el sitio donde ello sucedió, pues algunos afirman que fue en algún sitio cercano a la actual ciudad, frente a San Juan de Ulúa, aunque hay quienes afirman que ello se dio mas bien en la playa "Villa Rica", localidad del actual municipio de Actopan. Recientemente el INAH ha explorado la zona en busca de restos de las naves de Cortés, lo que ha dado mas peso a esta segunda versión. La siguiente fotografía está tomada en las costas de dicha población. Curioso que aún exista casi la misma quietud con que la vieron hace siglos los españoles.
Sin embargo, debido a problemas existentes en las costas veracruzanas, principalmente el fenómeno climático llamado Norte, la ciudad fue trasladada al hoy conocido como municipio de La Antigua, aprovechando el cauce del río Huitzilapan, que permitía el acceso de embarcaciones a este nuevo poblado. Finalmente, a principios del siglo XVII se traslada definitivamente a donde actualmente se encuentra la ciudad. Por muchos años, la ciudad padeció el mal de la fiebre amarilla, que afectaba principalmente a los viajeros y personas foráneas, de las cuales muchas de ellas se convertían en victimas fatales.
Ya en el Porfiriato comienza su expansión, que en parte hizo que se destruyeran sus murallas, que en otro tiempo servían como defensa en contra de los ataques de piratas. La ciudad sufrió por lo menos cuatro invasiones por naciones extranjeras, adicional al pillaje del otro grupo ya mencionado. Ello le valió ser reconocida como la ciudad Cuatro veces Heroica: El 13 de septiembre de 1823, con la rendición de las últimas fuerzas españolas guarnecidas en la fortaleza de San Juan de Ulúa; El 27 de noviembre de 1838, por el bombardeo de las fuerzas francesas; El 22 de marzo de 1847, por el bombardeo de las fuerzas estadounidenses; El 21 y 22 de abril de 1914 por la defensa durante el desembarco de las tropas estadounidenses.
Un monumento nos recuerda dicha defensa que sus habitantes han hecho del puerto. Adicional a lo anterior, en dos ocasiones ha sido sede del poder ejecutivo nacional: en 1858, cuando Benito Juárez instauró su gobierno en esta ciudad, y en 1914, cuando Venustiano Carranza hizo lo propio en este mismo sitio. Todo lo anterior se suma al cúmulo de historia que sus habitantes han hecho en beneficio del país.
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