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miércoles, 27 de diciembre de 2023

CATEDRAL DE TOLUCA I

La Catedral Metropolitana de San José, mas conocida como Catedral de Toluca, es, como ya se ha revisado en días anteriores, uno de los inmuebles que mas historia encierra en la capital mexiquense. Podríamos comentar mucho de ella, pero esta vez nos apoyamos nuevamente de las apreciaciones que Álvarez Noguera nos dejó tiempo atrás, para reseñar el aspecto histórico, mientras que los detalles modernos los agregaremos en la siguiente publicación, en el entendido que la reseña que a continuación se coloca fue hecha en los años 70.
La Catedral de Toluca es el edificio de mayor importancia en el municipio desde el punto de vista de la organización eclesiástica, aunque desde una perspectiva puramente arquitectónicamente no se trata, probablemente del mas destacado ejemplo de construcción de un espacio religios en el centro del Estado. Ha estado en obra desde mediados del siglo XIX a instancias de Buenaventura Merlín, entonces párroco de cierta reputación en Toluca, aunque la erección de la Diócesis – y consecuentemente consagración de la Catedral – procede de 1951, en que tomó posesión el primer obispo, Arturo Vélez Martínez, a quien, por cierto, se deben los mayores avances en la fábrica así como haber conseguido buena parte de los valores patrimoniales que hoy aloja.
La actual Catedral de Toluca ocupa una parte del espacio que correspondió al Templo de San Francisco, desaparecido al iniciarse, con el proyecto del arquitecto Ramón Rodríguez Arangoity, las labores de erección de la sede del obispado. El convento y el templo de San Francisco, este último demolido en 1867, fueron componentes de uno de los conjuntos más interesantes que se hayan construido en Toluca; la capilla – ahora parroquia – de El Tercer Orden es también uno de los edificios más notables de la actual capital del Estado, lo que se evidencia en lo que logró conservarse de su portada, hoy integrada a uno de los muros de la Catedral.
Ha llegado también a nuestros días un fragmento de lo que fue la sacristía de San Francisco, obra de gran fama parcialmente destruida durante algunos combates que tuvieron lugar en Toluca en la época de la Reforma. El prestigio de la sacristía se debió, en buena medida, a la personalidad de su arquitecto y padrino, Felipe Ureña, que la construyó entre 1726 y 1729 (según Antonio Díaz del Castillo) y que más tarde se consagró como un notable creador al hacer el templo de la Compañía de Jesús, en Guanajuato, entre 1747 y 1765, según consigna Francisco de la Maza en su prólogo a la edición facsimilar de 1970 del libro “Mano Religiosa de Fray José Cillero en la obra de la sacristía y altares del convento franciscano de Toluca” del ya citado Antonio Díaz del Castillo, única obra que se ha escrito sobre una sacristía.
Actualmente la Catedral de Toluca sigue sin terminarse pero ocupando un lugar cada vez mas destacado en la Plaza de los Mártires, ya que a esa área y a la vecina plazuela Fray Andrés de Castro se les practican mejoras con una frecuencia impresionante. El edificio, que ahora se intenta concluir según un nuevo proyecto del arquitecto Vicente Mendiola, es una obra en la que se ha buscado subrayar, a base de elementos arquitectónicos varios, la importancia de piezas de tanta notoriedad como las esculturas del maestro Tamariz. Parecen haberse tomado de la arquitectura religiosa tradicional mexicana algunos conceptos y hasta varias insinuaciones de formas: La planta presenta tres naves en un intento por administrar el espacio de un modo generoso así como facilitar la instalación de capillas laterales.
En el interior, al igual que en los elementos exteriores, la mayor parte de las estructuras se han resuelto con dobles apoyos que recuerdan los primeros tiempos de las tendencias barrocas, en especial el templo de Il Gesú, en Roma, comenzado en 1568 y que mas tarde sirvió de modelo en las mencionadas columnas pareadas y que soporta las torres, situadas en los extremos; la estructura compositivamente más destacada, la del segundo cuerpo de la portada, terminada en un frontón triangular y en un remate abalaustrado que evoca los de la Catedral de México.
La cúpula es uno de los elementos a los que se ha confiado, en buena medida, la imagen del templo y hasta la posibilidad de representar los perfiles del centro de la ciudad capital del Estado; gracias a sus dimensiones se le puede llegar a considerar una relativa pero cierta interpretación de cúpulas de templos tan célebres como San Pedro de Roma, la Compañía de Guanajuato o la ya mencionada Catedral de la Ciudad de México.

Álvarez Noguera, J.R; (1981) El patrimonio cultural del Estado de México. México. Biblioteca Enciclopédica del Estado de México.

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