DIA DE MUERTOS UNO: POST MORTEM

Si bien, los días que han tratado el tema de la celebración, conmemoración, o como se prefiera, del Día de Muertos, ya han culminado, igual aún seguimos en cierta sintonía de estos días que han concluido. Bajo esta óptica, nunca es tarde para compartir un poco sobre estos temas, que por un par de días nos ocuparán. El primero de los temas vinculados a todo lo anterior será el de la fotografía Post Mortem, en concreto la de los llamados angelitos, lo cual, se retoma del catálogo Artes de México, que dedicó una publicación exclusiva a este tema, y de la cual se obtienen las siguientes imágenes, lo mismo que el texto.

El amortajamiento constituye una parte fundamental del ritual pues es en este momento cuando se atavía a la criatura como San José o el Sagrado Corazón, si es niño, y como la Inmaculada Concepción en el caso de las niñas. También puede vestírseles únicamente de blanco o con sus mejores ropas. El atuendo lo complementan unos huarachitos de cartón cubiertos de papel dorado y una palmita de azahar, o una vara de nardos o azucenas, que los padrinos colocan entre las manos del niño. Así, la mortaja se convierte en vestidura sagrada acorde con el estado de santidad en el cual muere este ser lleno de pureza e inocencia.

Los padrinos también cumplen una función extrarreligiosa importante: asumir otros gastos derivados del funeral: cohetes, contratación del mariachi que acompañará al cortejo rumbo al panteón y otras erogaciones que en ocasiones los padres no pueden realizar [...] Para la velación, el cadáver se coloca sobre una mesa cubierta con un mantel blanco y se cubre con rosas, madroños, granduques, margaritas, nubes y otras flores que llevan de sus casas los vecinos y familiares. Además, en torno a la mesa se colocan floreros y macetas.

[...]Desde la segunda mitad del siglo pasado una parte importante del ritual ha sido fotografiar al niño muerto. La tradición de retratarlo existía en la pintura desde el siglo XVIII. El advenimiento de la fotografía permitió a los grupos desfavorecidos conservar también la imagen de su hijo, el recuerdo tangible que lo fija en la memoria hasta el momento del reencuentro final en la otra vida.